- Un importante encuentro multidisciplinario se desarrolló en las instalaciones del observatorio astronómico ALMA, para compartir experiencias y estudios sobre la medicina a gran altura geográfica, especialmente el mal denominado hipoxia -falta de oxígeno- intermitente, que solo se había investigado entre montañistas.
Medio centenar de personas participó en el seminario realizado en el Operation Support Facility (OSF, a 2.900 metros de altitud) entre el 23 y el 25 de septiembre. Entre los participantes estaban el Gerente de Salud para América Latina de la multinacional minera Barrick Gold Corporation, el Superintendente de Salud de la mina Toromocho de Perú, Carabineros de Chile, la Asociación Chilena de Seguridad, el observatorio APEX, gerentes de las empresas Indura, Correa Ingeniería, ESACHS y Medicina de Altura, y médicos especialistas de las universidades de Calgary (Canadá), Católica del Norte, de Chile y del Hospital de Tocopilla.
“ALMA ofrece una oportunidad única para estudiar las adaptaciones fisiológicas y actuación humana a gran altura geográfica”, señaló el médico de la Universidad de Calgary, Marc Poulin. “Aparte de ubicarse a gran altura, gente de todas partes del mundo trabaja en ALMA, por lo que es un espacio interdisciplinario y multicultural, donde los especialistas como nosotros esperan avanzar en la frontera del conocimiento en cuanto a lo que puede hacer el cuerpo humano”.
Las comunidades que históricamente han vivido a gran altura geográfica han logrado adaptar sus cuerpos a la falta de oxígeno, acomodando hábitos como la dieta, para lograr una mejor calidad de vida. Esta aclimatación, sin embargo, no es tan simple para quienes trabajan por turno en lugares de altura -como los observatorios astronómicos o en la minería-, viviendo más cerca del nivel del mar.
“El modelo chileno es diferente al resto del mundo por la cercanía entre el mar y la cordillera, lo que genera que miles de personas se desplacen de la costa hacia gran altitud, especialmente debido a tareas de minería en turnos semanales”, afirmó el médico Daniel Jiménez, quien lideró una modificación legal, que instaló a Chile como pionero en esta área. Jiménez explicó que este especial fenómeno ha sido de interés para diversas ramas de la medicina que han investigado los trastornos generados.
ALMA es de especial atención por el hecho de que sus trabajadores se desempeñen a los 2.900 metros -donde están las oficinas, laboratorios y campamento- pero a veces también a los 5.000 metros, donde se ubican las antenas. Exponerse de forma rápida y por periodos de tiempo intermitentes a la disminución de oxígeno -denominado científicamente hipoxia hipobaria intermitente crónica- puede producir variadas enfermedades que hay que prevenir, como el mal agudo de montaña (conocido como puna), la poliglobulina (exceso de fabricación de glóbulos rojos), edema cerebral, edema agudo pulmonar y trastornos del sueño.
“Los trastornos del sueño implica dormir menos de 6 horas diarias por fragmentación del sueño e insomnio, lo que genera somnolencia al día siguiente y también fatiga que repercute en el trabajo, siendo especialmente peligroso en el caso de los conductores. La nueva norma chilena busca prevenir estas enfermedades”, señala el Dr. Jiménez.
Con el fin de constatar de manera empírica dichas variaciones, los participantes de la conferencia se trasladaron al Array Operation Site (AOS), a más de 5.000 metros y realizaron un ejercicio consistente en memorizar una imagen y luego dibujarla dos veces. El primer dibujo se realizó con suplemento de oxígeno y luego, 15 minutos después, sin oxígeno extra. Los resultados fueron concluyentes.
Para disminuir el riesgo asociado a la hipoxia, los especialistas recomendaron cambiar los hábitos, principalmente a través de una dieta con menos calorías y más líquidos y procurar una buena calidad del sueño, acostándose temprano. Paralelamente ALMA está estudiando los efectos del trabajo a gran altitud en grupos objetivos como los fumadores, en conjunto con universidades chilenas.
Fuente: Observatorio ALMA