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Estudiantes de la UC utilizan algas de agua dulce para crear biolámpara

Su nombre es Luxilla, y funciona sin necesidad de electricidad y emite luz sólo por la noche.

Gran cantidad de especies, sobre todo marinas, generan luz, entre ellas, bacterias, hongos, gusanos, moluscos, crustáceos, insectos, equinodermos y peces. Algunas algas también, como la Synechocystis PCC 6803, escogida por un grupo de estudiantes de la Universidad Católica (UC) para crear Luxilla, una lámpara que funciona sin necesidad de electricidad y que emite luz sólo por la noche.

La lámpara se recarga con la fotosíntesis natural de la planta, es decir, en el día recibe la luz solar y produce el sustrato necesario para brillar la noche siguiente.

El grupo liderado por Bernardo Pollak recolectó las algas desde el lago Rapel, y con su proyecto participaron en el mundial de Biología Sintética, realizado la primera semana de noviembre en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), en Estados Unidos. Y aunque no ganaron, pudieron mostrar su trabajo a nivel internacional.

Hoy trabajan en desarrollar la producción para que el sistema sea autónomo, además de evaluar cuánta luz puede emitir el sistema para ver cómo optimizar y aumentar esa característica. “La bioluminiscencia depende de la producción de unas proteínas que generan la reacción química que produce luz (fotones) como subproducto. En nuestro caso los genes que introducimos a las algas los acoplamos al ciclo circadiano (día-noche) propio de las algas, de manera que la bioluminiscencia se produzca sólo después del ocaso y la lámpara se ‘prenda’ sola”, explica Pollak.

Como se trata de algas, sólo requieren luz para alimentarse, a diferencia de otros proyectos creados con anterioridad, donde se utilizaban bacterias que necesitaban metano para vivir. “Ese fue uno de los puntos más importantes del proyecto, pensar en desarrollar una biolámpara que produzca bioluminiscencia de manera sustentable”, indica.

Otra característica que la diferencia es que no sólo está pensada como un prototipo o como pieza de diseño, sino que la imaginan incluso en pasillos y aceras. “Nuestro proyecto propone una prueba de concepto, de la factibilidad de crear una lámpara biológica que sea automática (se prenda sola) y sea perdurable. Como en cualquier sistema biológico, siempre se puede perfeccionar y optimizar según las condiciones de crecimiento y nutrición”, dice.

Su propuesta pretende generar iluminación pasiva para sectores que no requieren de alta luminosidad, aunque “siempre cabe la posibilidad de que sea ornamental, dado que en sí la bioluminiscencia es un fenómeno visualmente llamativo e intrigante”, sostiene Pollak.